Se trata de una actividad que se encuentra en pleno desarrollo, pues el consumo mundial de estos animalitos está en franco crecimiento (debido fundamentalmente a sus propiedades sanitarias y gastronómicas).
Sin embargo, la fuente tradicional de provisión (recolección de ejemplares salvajes) está en decadencia, poniendo en peligro a la comercialización de los mismos.
La producción de caracoles en cautiverio puede ser orientada en dos direcciones: como un emprendimiento industrial, para comercializar lo producido a terceros, o bien de manera familiar, para mejorar la dieta y la economía del hogar.